264: Cuándo y cómo besar a una mujer

Sales de fiesta con los colegas, vais al bar de siempre, veis unas chavalitas que están de buen ver, ellas os miran. De repente te fijas en que una de ellas te mira sólo a ti, le miras y sonríes. Ella se acerca un poquito, le echas 2 cojones y te pones a hablar con ella. La chica resulta ser agradable, pasas un buen rato de risas, notas que te atrae, de repente sientes que conectáis y un pensamiento empieza a rondar tu cabeza, ¿La beso? Dudas, la noche pasa, ella te dice que pronto se tiene que ir, y tú finalmente te rajas sin haberlo intentado y te vas para tu casita. ¿Quién no se ha visto en una de éstas?
Al final de ella sólo te queda un recuerdo y la eterna duda: «De haberme lanzado, ¿Hubiera sido mía?»

Todas las noches presencio decenas de estos casos, me fijo en el lenguaje corporal de ambos, la chica quiere, el chico no tiene huevos y los dos solitos para casa. ¿Cómo podemos cambiar esta situación?

Antes de entrar a hablar en profundidad de este tema, hay una cosa que debéis saber. Las mujeres, salvo que sean unas golfas de mucho cuidado, están diseñadas para no lanzarse jamás a los chicos que les atraen.
Normalmente, cuando a ellas les atrae mucho un chaval que acaban de conocer, éste les produce respeto, y al sentir ese respeto están nerviosas, inseguras, tensas. Pueden mandar señales, intentar agradar, «ponértelo a huevo» que se suele decir. Unas tienen más arte insinuándose y otras menos, pero que te conozcan esa misma noche y se lancen ellas, aunque haya alcohol por medio, es algo que sucede pocas veces.

Partiendo de esta base asume que vas a tener que ser tú el que se mueva: Si quieres comer carne de calidad, te tienes que preparar el guiso.

El miedo a la cobra

El gran motivo por el que los chavales no suelen lanzarse es el miedo a la cobra. Definimos la cobra como ese fatídico momento en que al lanzarte se echan para atrás con un movimiento parecido al que hace la serpiente que le da nombre y te dejan vendido. Lógicamente el riesgo 0 no existe, cada vez que nos lanzamos asumimos un riesgo y hasta haciéndolo bien, siempre cabe la pequeña posibilidad de que nos comamos una cobra.
Para minimizar las posibilidades de que esto ocurra diré que el primer beso debe ser (o parecer) espontáneo, que no se debe hablar de ello ni darle importancia, que lo ideal después de que ocurra es sonreír y hacer un comentario del estilo «no me imaginaba que sabías tan bien» y seguir besándonos en plan picarón.

Antes de dar el paso de lanzarnos, aumentamos nuestras posibilidades si:

1) Al hablarle le hemos miramos a los ojos
2) Hemos conversado muy de cerca sin que le moleste lo más mínimo la invasión de su espacio personal (o ella misma se nos ha ido acercando).
3) No nos inclinamos mucho hacia ella al hablar (más bien ella nos busca)
y 4), la más importante, hemos hecho contacto, nos toca el brazo, le tocamos, hay caricias/tonteos previos, si esto ocurre y es recíproco, la famosa serpiente es difícil que aparezca.

Por otro lado, la cobra muchas veces es fácil de predecir. Una tía que viste demasiado sexy; que baila de manera provocativa con todo el mundo, que habla mucho nada más conocer a la gente, sin mostrar síntomas de nerviosismo, de repente está contigo charlando – tras haber sido merodeada antes por unos cuantos – y como mínimo debes ponerla en la lista de sospechosas. Y más si se ha acercado a ti sin que hayas hecho nada extraordinario.
Desde fuera puede parecer que se pone a tiro, pero a la hora de la verdad te vas a quedar con cara de tonto como cualquier otro de los que te precedieron. El vulgo las conoce como «calientapollas», no son difíciles de detectar y SIEMPRE hacen la cobra.

Realmente son tías que buscan sentirse deseadas, saber que pueden tener al tío que se propongan, por eso juegan con el coqueteo, te mandan señales inconfundibles de deseo y folleteo para darse media vuelta en el momento que perciben que, efectivamente, si ellas quisieran te las follarías. Muchas veces incluso tienen novio. Algún día explicaré qué conductas seguir con estas sujetas, es posible incluso follártelas, pero como el tema pasa un poco de soslayo y de por sí tampoco suelen ser mujeres que revistan demasiado interés o un apasionante mundo interior, pasaremos de momento de ello.

Una pauta útil para lanzarte y besar a una mujer de fiesta.

Os diré uno de los trucos que utilizo para besar a una tía con la que estoy charlando de fiesta. Está bastante bien porque – como leeréis – desvías la atención y parece que surge de verdad.

Cuando estás conectando con una tía y sientes que estáis los dos a gusto, en un momento dado, le dices que le vas a hacer un juego, que cierre los ojos. Si te pregunta cualquier cosa pásale la mano por la frente y deslízala suavemente cerrándoselos (puedes hacerlo aunque no pregunte nada). Una vez hecho esto le dices que espere sin mirar, que es un juego increíble. Sacas tu móvil y le haces una foto, cuando la termines y veas el resultado, salga como salga, empieza a descojonarte de ella, de manera natural, ríete del careto que le ha quedado con los ojos cerrados. Ella los abrirá. Ahí le enseñas la foto y le dices «jajajaj has picado, que cara de idiota más tierna se te queda cuando cierras los ojos».

Hará como que se enfada, pero estáis de risas. Alguna refunfuñará, le puedes comentar de coña algo así como «si te portas bien, no la subo al facebook», la cuestión es no dejar de chincharla. Después de esto le das un abrazo y le dices «venga, hacemos las paces, esta vez va de verdad, vuelve a cerrarlos». Es muy posible que la primera vez que cerró los ojos ya esperara un beso, por eso ahora estará algo descolocada.

Cuando los cierre asegúrate que no ve nada, puedes preguntarle «¿Seguro que no estás mirando?», mientras vuelves a deslizar tu mano por su cara, esta vez empiezas en la frente, pasas suavemente por la sien y bajas poco a poco acariciándole la carita por un ladoen ese momento acércate y la besas. Si tenías posibilidades con ella te seguirá el rollo casi siempre sin hacer demasiadas preguntas.